martes, 14 de junio de 2011

MAJESTAD ÚLTIMA DE LOS PEDÉS (POEMA DE LEOPOLDO Mª PANERO) DE SU LIBRO: TEORÍA, EDITADO POR HUERGA Y FIERRO.



MAJESTAD ÚLTIMA DE LOS PEDÉS





Con sabia humildad del ser nefasto





desvivió en su lenta mecedora





con sabia humildad el ser de plástico





y la tortuga que huye de los esponsales.





Nefasto arregla su jardín





bajo la luz de plomo





por un viento inhumano barridos los harapos





y en el espejo mi rostro no está.





Luna escondida en una joroba





que ínfima retrocede





a través de calle que no figuran





en el recuerdo.





Tortugueante la tortuosa tortuga





borrando sus huellas





en sendero no verde venció a Aquiles.





La tortuga pintó sus labios





y su voz nunca se oyó





la tortuga pintó sus labios





Tortugueante... Y el aire





o lo que es menos que el aire





balcón asomado adónde ni tú no yo estamos





(desgarraba el tú turbiamente





al pie de la montaña.





Pero del lago blancas mujeres vinieron a





anunciarlo:





la tempestad era ida,





y los pájaros articulaban su canto en el aire vacío





la sucia tempestad, el aire enfermo





la electricidad que no convence





el movimiento oscuro





la insignificancia llamada vida.





Con árboles blancos





deshaciendo torpezas, exprimiendo los recuerdos:





a un lado secas y vacías





las áridas pieles y al otro un jugo blanco





estúpido y blanco. Bajo la luz de plomo





vencido por el resplandor





ausente en lo meticuloso





huido





a la verdadera tiniebla, a la zona que no existe,





haciendo signos, para morir haciendo signos,





(Vegeta y callado morir en lo no -mío)





y la tristeza se convirtió en miel





bajo la luz de plomo, su rigor que disolvía





la realidad en partículas que huían





clinamen





su tristeza era un plato de sopa





largamente devorado por sistema





en habitaciones separadas del mundo





con la distancia de un lente al deforme observé





entonces





y su rostro no era un signo.





No bebía





mudo era su sueño





No bebía





haciendo con su infortunio una pequeña bolita





para enseñar a los amigos.





Los pájaros desmontaron la realidad.

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