martes, 30 de agosto de 2011

Ana Delgado nos recordó a mi querido Girondo en su (Nocturno 4 de Persuasión de los días) Aquí lo dejo para compartir después del silencio ...


NOCTURNO 4




Y tú también


quejido,


inútil,


extraviado,


de tranvía ya loco


de trajes


y de horarios;


adentro de mis venas,


en mi tiempo,


en mis huesos,


mezclado a mi silencio,


a mi pulso,


a mi fiebre,


a todo lo que impregna


esta vigilia estéril,


con ritmo de gotera,


de persiana que se abre


y golpea, golpea,


aquí,


adentro de lo hueco,


donde estoy confinado,


recluido entre tendones,


asomado a los párpados,


aquí,


entre azoteas,


ventanas,


moribundos,


vajillas que se bañan,


rodeado de papeles,


de todo lo que sufre


mi presencia obstinada:


los libros,


la ceniza,


los lápices,


la silla,


el pelo y la dulzura


que se acerca, y me mira,


la mesa


y el ropero,


con sus trajes ahorcados,


la cama que me espera


—el velamen tendido—


anclada en la penumbra,


¿en el sueño?,


¿en la vida?,


las cortinas,


la alfombra


,que miro y me entristece


cuando voy a sacarme,


con calma,


los botines,


y llega algún recuerdo


fragmentario,


perdido:


las plazas de mi infancia,


un camino,


una casa;


las manos,


las caderas,


las piernas amputadas


de mujeres diluidas


por las horas,


los ruidos,


que suelen detenerme,


de pronto,


en la certeza


de haberlas poseído


entre muebles extraños;


mientras oigo la calle,


la noche que oscuramente muge,


como una vaca enferma,


al ir a cobijarse


en los grandes hangares


que orinan los inviernos,


mientras salen los trenes,


taciturnos,


quejosos,


que van hacia la aurora


desgarrando el silencio,


con un grito oxidado


que se mezcla a mis nervios,


a mi tinta,


a mi sangre.


OLIVERIO GIRONDO Persuasión de los días (1942)

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