En la ciudad de lluvia anaranjada
me sumerjo arrebatada para encontrar toda la belleza
y me aparte de la oscuridad más obstinada
museos irreales
el grito mudo del que se levanta
la pasión del hombre por no dejar de ser
la mirada del miope que distorsiona las luces redondeándolas
reclamando, sus propios cuadros impresionistas
el soñador y el hacedor...
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