jueves, 19 de agosto de 2010

Tres poemas de la Antología el Tejedor en Madrid una pequeña muestra de la movida poética madrileña. Ángel Petisme, Bárbara Butragueño, Carlos Salem..

ÁNGEL PETISME
BÁRBARA BUTRAGUEÑO
CARLOS SALEM

PLAZA DE LAVAPIÉS (ÁNGEL PETISME)De su libro : Demolición del Arco Iris


Llueve a mares y baja por la cuesta de Ave María
el líquido amniótico de los sueños.
Bajan las cicatrices, las llamadas perdidas,
la barbie perdida abandonada y un árbol del amor.
los condones suicidas y los huesos de pollo,
el llanto de las razas, los mensajes borrados,
la belleza sin sitio, las fotos del eclipse...
Los juguetes enfermos, los dioses que no cambian,
los extractos del banco, las sillas de tres patas.
Sale la luna en Sombrerería y sale el sol en Olivar.
Un río ineludible de preguntas
desciende a la boca del Metro,
un ángel que volaba hacia atrás,
el alquitrán del miedo,
un corazón con brazos de Ikea,
frascos de jarabe caducado.
Pecados que no vieron amanecer,
belleza que no encuentra reposo.
Está lloviendo a mares en plaza de Lavapiés
y yo soy esa mujer que lleva escrito un No.


VII (Bárbara Butragueño) Al despertar adviertes la amargura
del mundo, toda tu irredente culpa.
Poema inédito de la jovencisima
y enorme poeta Bárbara Butragueño.
George Trakl


Pienso en lo difícil que resulta
deshacerme de ti por las mañanas,
sobre todo cuando afuera hace frío
y los coches se llenan de escarcha
y las avenidas se cubren de pequeñas islas
donde detenerme a darte forma.

Porque yo te pienso desde arriba,
desde un ángulo insano
te voy hilvanando
y tú te ofreces,
te arqueas entre mis manos,
te combas como llorándote
y yo camino arrastrándote bajo mis pies,
incrustrándote en cada aliento, en cada grieta,
te voy llevando por cualquier parte,
llamo a los timbres, oigo voces que no son la tuya
y te invento a partir de hojas y semáforos,
una niña en un portal, un guante sucio, cualquier cosa.

Paso las horas esperando alguna anticipación
una mano, un gesto, algo que romper
pero sólo puedo seguir buscándote
hasta la nausea aunque no quiera
te busco y tú me vibras desde otro tiempo;
como si una gasa lo envolviese todo
te vas cediendo desde algún lugar
y suena una música como de lluvia,
algo indecible,
y sé que estás allí,
al otro lado de mis manos,
condenándome.

ORGÍA DE ANDAR POR CASA (CARLOS SALEM)

A cierta hora de la noche
todas las mujeres a las que amé
se meten en mi cama.
Traen sólo lo bueno que tenían
o supe ver
nada de ropa
y un coro de gemidos disonantes
que logran acompasar con mi batuta.
Hay de varios colores de pelo y de idiomas diferentes
se superponen
me súper-pongo
y lo hacemos todos a la vez
con lo mejor de los momentos pasados
y es que nos conocemos tanto
que presentimos los orgasmos mutuos
y los celebramos de antemano.

La tímida que follaba como si fuera otra
la tierna muchacha que se corría llorando y después sonreía
la competitiva rubia no importa de qué bote que casi me manda al hospital
y luego tuvimos que ir los dos
la apasionada oral que llegó a hacerme sentir celos de mi sexo
porque le contaba tan de cerca lo que a mí me ocultaba
la inolvidable militante trosquista de cuyo nombre
no consigo acordarme pero de su culo sí
la milagrosa mariposa pelirroja que flotaba y me hacía flotar con ella
la psicóloga que hizo su tesis boca abajo
mientras enumeraba mis complejos y embestidas
la loca de atar a la que le encantaba que le aten
la suicida del sexo que quería batir un record guinness
y sólo nos faltó el polvo del adiós para lograrlo.

Siguen llorando y se mezclan los rostros
pero no sus sabores que conservo intactos.
Nunca pensé que en esta cama hubiera sitio para tanta gente
o que tanto amor fuera posible para un tipo
cuya única habilidad erótica
ha sido la felicidad del desconcierto
y un par de trucos que aquí no pienso revelar.

Me preguntó con qué rasgos me clasificarán
en sus propios anales vaginales
que caricia recordarán de mí
cuando alguna noche dejen entrar a sus fantasmas en la cama
para que las amen a la vez
para follarse el tiempo
y borrar con fricción y besos
el borrón de los finales.

Los nombres no importan
si todas ellas
se llamaban ELLA
cuando intentamos el error de ser uno
y en realidad
éramos tantos.

Se marchan hacia sus vidas de hoy
me dejan exhausto y con nostalgia
la orgía de andar por casa ha terminado.
Pasaré el resto de la noche recogiendo
vellos púbicos y recuerdos
en mi almohada.

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