
Cuando la roca se calienta
y paladea la sal , expira lamentos
en la madera que se restaura
el barniz acaricia terciopelo.
Las piedras rugen y hacen escarnio
del romanticismo ampuloso
que una vez soñó
con los pezones concupiscentes
de la ebriedad
en vasos de cristal.
2 comentarios:
Me gusta como escribes, es un placer leerte!
Gracias por compartirlo!
Besitos!
Más besitos, gracias a ti por pasearte por aquí y regalarme tu comentario, lleno de cariño,muá.
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