RUINDAD
La ruindad no traga saliva, no se angustia.
Fría como un invierno antártico desnuda inocencia,
maneja a los que considera débiles, inservibles a su antojo .
Al sin techo le llueve encima,
al parado le llueve encima
al deseperado le llueve en plena intemperie.
Y al ruin le llueve de otra manera, beneficios de la desgracia ajena.
Son aves carroñeras que se alimentan de ti, de nosotros.
Una vuelta de tuerca, un cambio interno, unión ante el dolor que desespera
y una gran patada a los abusos que nos desangran.
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